María Victoria Fernández-España y Fernández Latorre nació el 12 de junio de 1925 en el corazón mismo de la ciudad coruñesa, en el viejo edificio de La Voz de Galicia.Fueron sus padres el ingeniero José Fernández-España y de María Victoria Fernández-Latorre y Ozores. El fallecimiento prematuro de su padre (1927) marcó una infancia que se desarrolló entre la vieja casona de Porta Real y otras propiedades familiares como el Pazo de Miraflores; de esta casa guardó siempre hermosos recuerdos que ligaba sobre todo a la figura de su abuelo Juan Fernández Latorre.

María Victoria fue una niña de salud delicada tras enfermar de tuberculosis. Esta circunstancia obligó a un traslado de toda la familia a la sierra de Madrid, en busca de aires secos y más puros; poco después de llegar enfermó también su hermano Emilio. Unos y otros regresarían -tras su mejoría- a A Coruña en junio de 1936.

En 1931 su madre contrajo matrimonio con Emilio Rey Romero; este matrimonio dio a María Victoria un entorno familiar más acogedor y otros tres hermanos: Emilio, Santiago y Paloma, que se sumaron a Josefa, nacida poco después del accidente paterno.

Sede La Voz de Galicia en Puerta Real
Su familia

Maria Victoria nace en el seno de una familia muy importante en la ciudad coruñesa, una de esas parentelas en las que se mezclan hidalguía y burguesía como era habitual en la época. Su abuelo era Juan Fernández Latorre, político y emprendedor que fundó el diario La Voz de Galicia en 1882; su abuela materna, era Felisa Ozores de Prado, procedente de la alta nobleza gallega.
Su padre, José Fernández España y Vigil era ingeniero de Caminos y fue uno de los más importantes impulsores del proyecto ferroviario que uniría Galicia con la Meseta a través de Zamora.
Tras su fallecimiento en 1927, su madre, María Victoria, contraería un nuevo matrimonio con el farmacéutico Emilio Rey Romero que se dedicaría a los negocios y acabaría sucediendo a su suegro al frente del diario La Voz de Galicia.

1929 - Con su hermana
1925 - Con su madre
Octubre 1925 - Con su padre
Totora bebé
Una infancia agridulce

María Victoria creció condicionada por la prematura muerte de su padre, la enfermedad, la Guerra Civil y por la vida y expectativas que su familia y la sociedad depositaba en una cría de su posición social. Vivió entre la casa familiar en Coruña y el Pazo de Miraflores.
Era una niña inteligente y sensible que heredó de su madre el cariñoso apelativo de Totora. Inclinada desde siempre a las letras, recordaría años después sus ingeniosas ideas para encontrar tiempo para leer o escribir, incluso en el colegio de monjas en el que estudió algún tiempo.
Llegó a escribir a los 13 años un pequeño cuento de hadas que ilustró con la ayuda de una de sus hermanas.

Una educación heterodoxa

Aunque pasó un corto período en el Colegio Santa Isabel de Madrid, María Victoria se educó al estilo decimonónico: en casa y con institutrices cuidadosamente seleccionadas. Con ellas aprendió no sólo idiomas sino también las herramientas de la curiosidad intelectual, lo que le permitiría emerger como una figura autodidacta. Sobre esa base construirá su perfil de divulgadora de la cultura gallega pues le permitirá abordar cuestiones complejas como el período Irmandiño o las figuras de Sarmiento y Feijoo.
Se vió influenciada también por la figura de su abuelo, Juan, por su profesión periodística y por su enorme biblioteca en la que la joven pudo dar rienda suelta tanto a su ocio como a su afán por el conocimiento. Su obra periodística reflejará siempre la riqueza de esta educación singular.

Totora niña